jueves, 30 de octubre de 2008

Contradicciones (Desgarro)

Como realmente no suelo contarle a nadie que este blog existe voy a agregar algo muy personal que no me gusta enseñar. Pero no importa, quiero hacerlo porque aunque es simple automatismo psíquico (como buen costarricense) y no creo que sea bueno, si siento que es bastante emotivo y que represanta un momentillo de dolor en mi absurda vida.

Contradicciones (Desgarro)

¿Qué es eso que llamamos llanto? No lo entiendo. En determinadas circunstancias me trae placer, a veces procuro tener momentos de tristeza, lo disfruto. Pero cuando es inevitable quema mis entrañas. Lucho y lucho contra mí porque soy hombre y no debo llorar. El llanto carcome mi ego poco a poco. Me siento burlado, humillado. ¿Tenían razón los estoicos? Talvez sí. Dejaré de mostrar mis sentimientos de ahora en adelante. Volveré a ser quién era. Volveré a disfrazar mis debilidades en mi arrogancia y en mi insulso “principio de vida”, principio de vida que desconozco, pues muchas de sus características me parecen ajenas. Volveré a fingir ser feliz sin serlo. Dejaré de alejarme de mis tormentos metafísicos, los aprovecharé para atentar contra la convencionalidad. Volveré a tachar a todas las personas de idealistas, volveré a exaltar la banalidad de lo cotidiano. Las estrellas, los atardeceres, y el amor desaparecerán de mi mundo. Creo que me puedo refugiar en la música, talvez esa sea mi salvación, talvez por eso constantemente le atribuyo cualidades humanas, a esta musa que me incita a introspeccionar. Pero de nuevo caigo en cuenta de que soy adolescente, no me refiero a mi juventud, me refiero a que no conozco a autor de este asqueroso texto. Mañana quemaré esta hoja, motivado por las vicisitudes que me va a traer el destino—destino en el cual no creo pero espero que me beneficie. ¡Oh No! de nuevo caigo en mis contradicciones diarias y me deprimo de nuevo por mi inutilidad para expresarme. Pero ¿Qué hago? Estoy tan solo, necesito a alguien como yo. Esa persona que no coarte mi derecho de ser infeliz, que no resalte los privilegios en los que supuestamente he nacido. Pero si digo que necesito a alguien como yo, no me refiero a mi “alma gemela” sino a alguien como yo para odiarlo y serle sincero. Pero, ¿para que desperdicio la energía de mis manos en esto? Creo que es por la misma razón que las uso en el cariño, porque lo necesito. Dios— ¿quién?—respondeme y decime algo, ¿Quién dice la verdad? ¿Estoy loco o soy “un alma libre”?. No, no puedo seguir. ¿Dónde está mi máscara y mi ropa? Otra vez estoy desnudo, debo regresar al escondite.

30/10/08

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