jueves, 30 de octubre de 2008

¿Que puedo esperar?

Espero sea esta la última introducción que le pongo a una entrada, disculpen mi inseguridad. Pero debo decir que quise escribir algo en verso y no siento que tenga algo rescatable, pero al fin y al cabo fue terapeutico para mí. Ahí queda...


Y yo no espero nada


Todos cuentan días
Y yo no espero nada

Lo que me conmueve
No te conmueve
Lo que te conmueve
No me conmueve

Y aun así trato
De seguir pretendiendo
Formar parte
De algo que no entiendo

Todos cuentan días
Y yo no espero nada

Me falta ver al horizonte
Y sentir que hay algo
Porque detrás del monte
Seguro nada traigo

Sino fuera por la neblina
Talvez algo vería
Aunque sea ver el vacío
O algo para que ría

Todos cuentan días
Y yo no espero nada

Mi preocupación es sólo
Poner un punto final
A este escrito
Que no sé como catalogar

Dentro de 12 días
Dice la gente
Planeé su vida
Que es urgente

Todos cuentan días
Y yo no espero nada

Solo espero por ella
Que no se ha dado cuenta
Y aunque no cuento los días
Todavía tengo toda una vida

30/10/08

Imagen repentina

Esto surgió a raíz de una imagen que se me vino a la mente durante una conversación. Aunque fue en gran parte producto de mi imaginación creo que está inspirado en algo que veía cuando era mas carajillo.

Esos eran los hombres

El vaso de guaro postrado sobre la mesa. La cálida luz de medio día que provoca una gota de sudor en su morena y arrugada frente. El cantar del comemaíz proporciona alivio después del arduo trabajo. A pesar de que ese amargo líquido desarmoniza con los otros dos elementos del escenario debe ser tomado, y entre más rápido mejor. En su inconsciente están atrapadas las palabras que oyó cuando joven y que lo impulsan a actuar irracionalmente: “ésta es la bebida de los hombres”. Su rostro se ve más cansado de lo normal. Es la angustiosa expresión después de haberla ingerido. Si tan solo supiera que su hombría es superior a la de cualquier borracho convencional. Si tan sólo hubiera sabido que mientras su ego crecía su familia sufría. Si tan sólo su artritis no hubiera permitido que sus ásperas y gruesas manos agarraran el vaso. Si tan sólo estuviera vivo.
30/10/08

Contradicciones (Desgarro)

Como realmente no suelo contarle a nadie que este blog existe voy a agregar algo muy personal que no me gusta enseñar. Pero no importa, quiero hacerlo porque aunque es simple automatismo psíquico (como buen costarricense) y no creo que sea bueno, si siento que es bastante emotivo y que represanta un momentillo de dolor en mi absurda vida.

Contradicciones (Desgarro)

¿Qué es eso que llamamos llanto? No lo entiendo. En determinadas circunstancias me trae placer, a veces procuro tener momentos de tristeza, lo disfruto. Pero cuando es inevitable quema mis entrañas. Lucho y lucho contra mí porque soy hombre y no debo llorar. El llanto carcome mi ego poco a poco. Me siento burlado, humillado. ¿Tenían razón los estoicos? Talvez sí. Dejaré de mostrar mis sentimientos de ahora en adelante. Volveré a ser quién era. Volveré a disfrazar mis debilidades en mi arrogancia y en mi insulso “principio de vida”, principio de vida que desconozco, pues muchas de sus características me parecen ajenas. Volveré a fingir ser feliz sin serlo. Dejaré de alejarme de mis tormentos metafísicos, los aprovecharé para atentar contra la convencionalidad. Volveré a tachar a todas las personas de idealistas, volveré a exaltar la banalidad de lo cotidiano. Las estrellas, los atardeceres, y el amor desaparecerán de mi mundo. Creo que me puedo refugiar en la música, talvez esa sea mi salvación, talvez por eso constantemente le atribuyo cualidades humanas, a esta musa que me incita a introspeccionar. Pero de nuevo caigo en cuenta de que soy adolescente, no me refiero a mi juventud, me refiero a que no conozco a autor de este asqueroso texto. Mañana quemaré esta hoja, motivado por las vicisitudes que me va a traer el destino—destino en el cual no creo pero espero que me beneficie. ¡Oh No! de nuevo caigo en mis contradicciones diarias y me deprimo de nuevo por mi inutilidad para expresarme. Pero ¿Qué hago? Estoy tan solo, necesito a alguien como yo. Esa persona que no coarte mi derecho de ser infeliz, que no resalte los privilegios en los que supuestamente he nacido. Pero si digo que necesito a alguien como yo, no me refiero a mi “alma gemela” sino a alguien como yo para odiarlo y serle sincero. Pero, ¿para que desperdicio la energía de mis manos en esto? Creo que es por la misma razón que las uso en el cariño, porque lo necesito. Dios— ¿quién?—respondeme y decime algo, ¿Quién dice la verdad? ¿Estoy loco o soy “un alma libre”?. No, no puedo seguir. ¿Dónde está mi máscara y mi ropa? Otra vez estoy desnudo, debo regresar al escondite.

30/10/08